El pasado 7 de julio, varios trabajadores de la casa hogar que FAISEM tiene en Osuna, fueron recibidos por el gerente de la fundación para expresarle la situación que en esa casa se vive a nivel laboral y su apoyo al compañero despedido. Aunque en un principio el gerente sugirió que la representación de los trabajadores allí presente, que había propiciado el encuentro, no estuviese presente, la reunión se desarrolló con nuestra presencia.
- Nadie nos ha enseñado a contener. No hay protocolo de intervención en casos de agresión.
- Las actas de las reuniones de trabajo no existen. En las reuniones de trabajo no se habla de los usuarios. Se coloca una persona en el centro del círculo de los otros compañeros y se le exponen las críticas a su forma de hacer las cosas.
- En los libros de incidencias (que, curiosamente, han desaparecido, hecho este corroborado por el gerente), es habitual que figuren amenazas de la responsable del recurso a los trabajadores si no actúan en una línea determinada.
- No se nos puede achacar falta de tiempo y dedicación a los usuarios cuando se nos tiene ocupados con tener las perchas en el mismo orden, contar repetidamente las carteras del dinero, ir a buscarle o acercarle el bolso a la responsable.
- Hay que limpiarles las uñas a los usuarios con limón.
- El sábado por la noche tenemos que rellenar la “hoja de tareas” (un registro particular de ese recurso, un cuaderno en el que se anotan cada una de las tareas que diariamente se hacen con cada usuario: “ducha” y se anota lunes, martes… etc… y así con todas las tareas cotidianas o no).
- Me han agredido dos veces, pero nadie se ha interesado por mí, ni se ha tratado en las reuniones de equipo, ni me han dicho qué hacer… Cuando estoy a solas con el usuario agresor procuro no darle la espalda o llamar al monitor de la otra casa (con lo cual la otra casa se queda sin monitor).
- Se ha utilizado un sistema de puntuación de monitores, entre monitores: puntos de color para valorar lo que el otro hace. Así se sabía quien cumplía los objetivos para el incentivo de calidad.
- No nos sentimos valorados pero sí humillados.
- Hay mucho miedo a decir nada, hace años que teníamos que haber hablado.
- Yo he optado por hacer mi trabajo y escucharla lo menos posible.
- Muchas veces siento que no hago lo que debería ser mi trabajo. No puedo hablar con los usuarios, pero tengo que hacer todas las tareas de orden de la casa que me dicen.
- Abraham nos ha abierto los ojos, pues no ha tenido miedo en enfrentarse con Sete y decirle que no estaba de acuerdo. Hay que agradecérselo.
- Él (Abraham) nunca ha tenido ningún problema con los usuarios ni con ningún compañero.
- El usuario en cuestión (el que agredió al compañero Abraham) ha ido de centro en centro. Es agresivo, hace lo que le da la gana, no admite reglas, entra y sale a cualquier hora, a las tantas de la madrugada… Cuando se pone mal vienen varios municipales y de la guardia civil, pero no entran en la casa…
- Hablan de depresión, de acoso laboral, de que muchos no están ahí, en la reunión, porque han sido amenazados.
- La responsable a algunos compañeros: “Si defendéis a un acosador no volvéis a trabajar aquí”
Pues nada, ahora que venga Mapoli y les diga a los del comité que para qué quieren las horas, que si es para contarnos historias de miedo...porque pensará Mapoli que esto es una historieta escrita a la hora del vermú, o después de una siesta sindical.
ResponderEliminarPero no son molinos, son gigantes y vamos a por ellos, que se enteren todas las mapolis del mundo mundial. Se acabó vivir con miedo.
INCREIBLE!!!!! esa tal Sete tiene fama pero esto es......ALUCINANTE y lo peor es que FAISEM, una Fundación Pública, admite ese tipo de cosas, y aunque sea ahora cuando el Gerente se ha enterado de lo que pasa por boca de los trabajadores de alli, esto en mayor o menor medida se sabia, a la que deberian de ECHAR es a e ella.
ResponderEliminarTODOS CON ABRAHAM!!!!!!!!
Aviso a navegantes que creen que sus abusos quedarán impunes: Cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar. Ya no tenemos miedo.
ResponderEliminarAquí sí que hay motivos para un despido, y no precisamente el de Abraham. No estoy en esa casa hogar, pero si lo estuviese me plantearía una denuncia formal. Cambiarán muchas cosas si todos los trabajadores denuncian su situación y se apoyan unos a otros. ¿Es verdad que a la responsable de esa casa se la contrató sin la titulación ni la experiencia que se requieren?
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