Pues sí, pareciera que algunos miembros del equipo de la delegada de FAISEM en Sevilla actuaran por su cuenta y riesgo a la hora de decidir, amenazar, o hablar más de lo debido.
Ya sabíamos desde hace tiempo que nuestra delegación había perdido el respeto a sus trabajadores, pero lo que no sabíamos aún (nos quedaba la esperanza de que así no fuese) y de lo que ya estamos siendo testigos en los últimos tiempos, es de que también han perdido la decencia y la vergüenza.
“¡Nos insultan!”, harán ver algunos tras leer esto mientras ponen el grito en en cielo al sentirse aludidos. Pero no, no es insultar recordarles que pierden la compostura y no se ruborizan cuando arremeten contra nuestros derechos. Un insulto sí es, como lo hacen ellos, responder con sonrisas o carcajadas ante las justas peticiones de unos trabajadores que sólo pretenden aliviar en lo posible la penosidad con la que hoy se ven abocados a desarrollar su labor. Un insulto sí es, como lo han hecho ellos, decir que los problemas de la fundación son culpa de la base (refiriéndose a los trabajadores). Y no es ésta una manera de hablar; desgraciadamente somos testigos de estas risas y estas palabras en alguna que otra reunión. Éstos últimos sí son insultos a nuestra inteligencia y a nuestra dignidad.
Ya sabíamos también que la legislación se la trae al pairo y que ni los estatutos ni los convenios ni las inspecciones de trabajo, y por ende los trabajadores, les importan un bledo, y si les hablas del Espíritu de la Ley te miran raro como pensando que te has pasado con el peyote o algo por el estilo. Pero ahora resulta que la delegación de Sevilla (su equipo, porque cuando se trata de responsabilizarse de los errores nuestra delegada reparte con "su equipo") se inventa la normativa e imagina su propia legislación, cosa que no sería muy grave de no ser porque después tienen la insensatez, y la poca vergüenza, de aplicarlas.
Esta delegación tiene pánico a responder por escrito. Cuando se les pide que hagan bien su trabajo pueden no hacerlo porque, entre otras cosas, nosotros no podemos despedirlos como ellos pueden hacer con nosotros cuando no cumplimos con nuestra obligación. Pero, ¿por qué ese miedo a poner negro sobre blanco una decisión? ¿Por qué les parece todo tan fácil hasta que les pedimos que consten en los papeles sus decisiones o sus palabras con el nombre y apellidos de quien las toma o las dice? Evidentemente, como dijo aquel, algo huele a podrido.
“Como vosotros - dirá alguno -, que llenáis de anónimos la red”. “Como tú, que escribes esto - dirán otros”. Quizás sí tengan razón: Como nosotros, que tenemos miedo a señalarnos, a ser los próximos en engrosar las listas del paro. Pero, ¿a qué tienen miedo ellos, que son los que tienen y ejercen el poder de despedir?
A veces tenemos la agradable sensación de que quizás, sólo quizás, no seamos tan insignificantes como quieren hacernos creer y que, quizás, sólo quizás, también nos tengan un poco de miedo.
Pues bien, como decíamos no sólo no hacen todo su trabajo como debieran, sino que cuando lo hacen mal no saben afrontar con valentía sus consecuencias y se esconden como los caracoles sin responder como lo exigen no sólo la legislación vigente, sino la ética y la moral, retractándose, disculpándose y asumiendo responsabilidades.
Esta empresa sabe muy bien como meternos el miedo en el cuerpo para tenernos calladitos y sumisos sin exigir que se cumplan nuestros derechos y cediendo a cualquier presión. Pero entre otras cosas para eso estamos nosotros, los representantes de los trabajadores, para dar la cara y velar por esos derechos que tanto esfuerzo y sacrificios cuestan a la clase obrera. Pero no lo olvidéis: Nosotros sólo somos vuestra herramienta. Una herramienta pesada y fuerte, útil y eficaz, pero que tiene que ser manejada por todos los trabajadores coordinados y a una, que no puede ser manejada de forma efectiva sólo por diez o veinte trabajadores concienciados. Nosotros sólo somos la cara visible de los trabajadores. Si no hay trabajadores detrás de nosotros, empujándonos, manejándonos con decisión y coraje, respaldando, no ya a los representantes, sino a sí mismos, no tenemos nada que hacer, porque entonces somos una herramienta inútil.
Somos más, somos el motor de la fundación, somos fuertes.
Unidos, si queremos... ¡Podemos!
Fdo: Miguel Ángel Pérez Méndez
Representante de los trabajadores
CC.OO. FAISEM Sevilla.
Hay cosas que caen por su propio peso... y sin embargo siguen flotando en el aire, porque nosotros nos empeñamos en mantenerlas a flote con nuestros miedos. Hace tiempo que nos vienen diciendo que, igual que nos exigen pedir los asuntos propios o las vacaciones por escrito, exijamos nosotros la respuesta por escrito. Y sin ekmbargo no es así. ( ¿os imagináis: "Ring, ring - Dígame? - Hola, oye que me voy de vaciones la semana que viene. - Espera... a ver el cuadrante? Ah,pues sí. Ala que lo pases bien, adiós. Llámame cuando vuelvas" ) Lo que no nos suena tan raro es "ring, ring -dígame -oye que no se te puede dar el día - Bueno, no te preocupes, ya busco otro día, Ring, ring -dígame -oye que no puedes coger esos días de vacaciones - Ea, qué le vamos a hacer, voy a cambiarlas, gracia por avisar" Contra los derechos que nos roban por decreto tenemos difícil defensa; contra los derechos a los que renunciamos voluntariamente no tenemos salvación.
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