El Mundo.es
martes 06/08/2013 10:09 horas
Chema Rodríguez | Sevilla
GASTO PÚBLICO | Subvenciones sin control
Piden al juez la imputación del gerente de una fundación de la Junta por el desvío de fondos.
Los denunciantes le acusan de no intervenir frente a las irregularidades.
La Audiencia tendrá que resolver si cita como imputado a Manuel Alén.
El máximo responsable de la Fundación Andaluza para la Inserción Social de Enfermos Mentales (Faisem) conocía que el desvío irregular de subvenciones concedidas por la entidad, pero no hizo «nada». Ése es el argumento principal que para pedir la imputación del gerente de Faisem esgrime el grupo de afectados por la estafa de la Asociación San Juan Grande de Carmona, que ha permitido descubrir descontrol en las ayudas públicas tanto de la Consejería de Empleo como de la propia fundación pública dependiente de la Junta de Andalucía.
Los denunciantes –una parte del centenar de estafados– han pedido ante la Audiencia de Sevilla que ordene la imputación de Manuel Alén, gerente de Faisem y al que consideran el principal responsable de las irregularidades supuestamente cometidas por la fundación a la hora de financiar, precisamente, a la asociación que les estafó, San Juan Grande.
Los denunciantes consideran que existen pruebas más que suficientes para que, al menos, el juzgado cite a declarar en calidad de imputado a Alén y con ese argumento han acudido a la Audiencia después de que el juzgado que instruye la causa, el de Primera Instancia e Instrucción 2 de Carmona, rechazase su pretensión de manera inicial.
Y ello a pesar de que, como ha venido publicando EL MUNDO de Andalucía, el mismo magistrado ha encontrado indicios de que los responsables de Faisem conocían el desvío de los fondos públicos que ellos concedieron a la Asociación San Juan Grande.
Precisamente, el juez ha ordenado deducir testimonio y ha derivado esta rama de la causa principal –la macro estafa de San Juan Grande– a un juzgado de Sevilla al entender que no es competente para investigar lo referente a las irregularidades en la tramitación y control de subvenciones tanto de la Consejería de Empleo como de la propia Faisem.
Subvenciones sin ningún control
Destacan los afectados por la estafa que los responsables de la fundación pública para enfermos mentales no ejercitaban «ningún control» sobre la actividad de Antonio Vargas Luna, gerente de San Juan Grande, la asociación a la que concedió subvenciones continuas para construir una residencia que ha acabado asumiendo la entidad dependiente de la Junta.
Y recuerdan, asimismo, cómo un alto cargo de Faisem, Francisco Álvarez, declaró en el juzgado que había advertido a sus superiores en la fundación acerca de las anomalías que había detectado en las cuentas de San Juan Grande sobre las subvenciones. En concreto, como ya adelantó este periódico, se percató de un desfase de algo más de 50.000 euros que se habían desviado a fines distintos a los que habían justificado su concesión a la asociación.
Al menos desde ese momento, la directiva de Faisem «tuvo conocimiento de la distracción de fondos» públicos sin que tomase medida alguna para fiscalizar estas ayudas o iniciase procedimiento para reclamar la devolución de dichas subvenciones.
Fuente y noticia relacionada:
Si yo hago mal mi trabajo este señor firma mi despido. Ahora el juez ha ordenado que se investigue a FAISEM. El señor gerente nos baja el sueldo, nos quita días de descanso y nos ningunea mientras levanta sospechas sobre una inaceptable gestión de los fondos públicos que integran el presupuesto de FAISEM. Señor Gerente: ¿No va a dar usted ninguna explicación? ¿Tenemos que recordarle que no es la primera vez que está usted bajo sospecha? ¿Por qué le mandaron aquí desde Huelva? ¿Con qué autoridad va usted a seguir apretando el cuello a los trabajadores de esta fundación ahora? Hable y acalle las sospechas o dimita. Desgraciadamente, mucho me temo, que no lo hará y que como siempre pagaremos el pato los de siempre, mientras los gestores y politicuchos, pase lo que pase... se irán de rositas y con los bolsillos bien llenos. Y nosotros, como siempre, como borregos asustados, vamos a permitirlo, ¿verdad?. Por favor, Sr. Alén, hable y hágame tragarme mis palabras.
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