Punto de encuentro para los trabajadores de FAISEM.

Alertas FAISEM

martes, 23 de febrero de 2010

Carta abierta.

Publicamos hoy, a petición de nuestra compañera Marisol García Iraola, la siguiente carta:

Queridos compañeros:

Todo llega y al final, incluso, la jubilación. En estas circunstancias me gustaría contaros el último año de mi vida profesional que, verdaderamente, no ha sido nada agradable. Es necesario, pues he escuchado cosas que no coinciden con la realidad.


Toda mi vida profesional la he dedicado a los enfermos mentales. He tenido la suerte, de no llegar a conocer los manicomios, aun cuando todavía existían en nuestro país, y mi incorporación al trabajo comienza casi coincidiendo con la puesta en marcha de la Reforma Psiquiátrica en Andalucía. Mas tarde, en F.A.I.S.E.M., vuelvo a tener la suerte de poder incorporarme a ella desde sus inicios. Era como “beber en el propio manantial” y desde el primer momento comprendí, que esa tarea, innovadora, humana, paciente, generosa, solidaria, muchas veces extremadamente dura, otras ingrata, no la cambiaría por nada.


Comienzo mi trabajo en Huelva en 1976 y desde 1981, mi tarea fundamental es la externalización de pacientes con sus familias o en pisos protegidos, incorporándolos, en definitiva, a la sociedad.


Como ya sabéis, desde el año 1992 estoy en Sevilla. Primero en el IASAM y posteriormente en FAISEM, desde sus inicios. Hasta el año 2005, como única responsable del Programa Residencial. Siempre en Comisión de Servicio pues pertenezco al Personal estatutario del SAS.


En el año 2006 comienzan algunos problemas, y expresas discrepancias en el trabajo diario, lo que genera el inicio de desatenciones y ocultación de información hacia mi persona.


En 2007, se incrementan las disensiones en relación con los métodos de trabajo y mis criterios de actuación, en el Programa Residencial. Se da prioridad al trabajo individualizado sobre el de equipo; se intensifica la dedicación al despacho y se reduce la de los dispositivos, los enfermos y las familias; prevalecen los números y las estadísticas sobre la implicación con los usuarios.


El suicidio ocurrido en la Casa Hogar Fernando Tirado, agrava el estado de ansiedad en el que me encontraba, y me obliga a solicitar, el 11 de Diciembre de 2008, consulta a mi médico de cabecera. Coincidiendo con la espera en el Centro de Salud, recibo reiteradas llamadas desde la Delegación Provincial, insistiendo en conocer “si me habían dado la baja”.


Inmediatamente, sin conocerse los motivos de la baja concedida, ni la duración de la misma, se procede a mi sustitución. Jamás, en todos los años que he trabajado en la Fundación se ha utilizado este procedimiento. Fueran cuales fueran las circunstancias que se dieran –baja médica, vacaciones, permisos sin sueldo, ...- nunca se había ejercido, ni se ejerce, esta opción para los responsables de Programas.


Con el tratamiento prescrito y después de sucesivas consultas con mi médico y una última con el inspector-médico, el 15 de mayo de 2009, recibo el alta. Al intentar reincorporarme a mi trabajo, no me lo permiten, ni me encomiendan ninguna tarea que realizar.


De la noche a la mañana, sin ninguna explicación, me dejan sin trabajo y con mi despacho ocupado. El mundo se me viene encima y sin resortes para evitarlo. Dadas las circunstancias, prefiero no permanecer físicamente en la Casa Hogar de Triana y he estado sola y sin trabajo que realizar en el Club Social de la C/ Pozo.

Es difícil expresar y, seguramente comprender, todo lo que puede pasar por la cabeza en una situación como esta. Resulta difícil imaginar un escenario mas humillante. Robarle el trabajo a quien lleva muchos años realizándolo con total intensidad, es una acción despreciable. No sólo existe el “deber de trabajar”, sino también el “derecho al trabajo”, lo que se traduce en la correspondiente obligación de la empresa a proporcionarte la actividad comprometida. Negarte esta contrapartida es recibir una violencia gratuita, injustificada, a través de actos negativos y hostiles. Te sientes intimidada y te ves obligada a buscar una salida sin saber cual elegir. Recibes un castigo indigno, y más cuando en la totalidad de tus actos has sido absolutamente leal, aunque, quizás, para ellos, no enteramente “fiel”.


En definitiva, y lógicamente os he expresado mi visión de la situación, creo que se ha seguido conmigo una conducta torpe, probablemente “ilegal”, desde luego injusta.


No quiero alargarme demasiado, pero no puedo terminar sin agradeceros los años que hemos compartido, las alegrías, los sufrimientos, las decepciones y también las ilusiones vividas. El que hallamos tenido discrepancias, en momentos concretos, no obstaculiza mi agradecimiento por el apoyo que, de vosotros, he recibido.


Mi vida laboral termina, pero espero seguiremos encontrándonos por Sevilla.


Un abrazo,



Fdo: Marisol García Iraola

5 comentarios:

  1. Querida Marisol, siento mucho que los ùltimos meses de tu vida profesional hayan acabado asì. Sinceramente no me esperaba esto, puesto que, te mereces el mayor respeto del mundo.Deseo que no influyan en tì estos casi dos años de injusticia que has sufrido, como relatas, que te quedes con todo lo que has conseguido en tu extensa vida laboral, que no es poco, y con las personas que has ayudado, a muchas personas como yo, que te estarè eternamente agradecida por tu dedicaciòn y honestidad.
    Un saludo.

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  2. ana maria aranda peña2 de marzo de 2010, 15:33

    siento mucho lo sucedido y te comprendo pues yo estado en la misma situacion y se lo que es sentirse asi lo siento de verdad pero fuerza y adelante .E estado en tu misma situacion y se pasa muy mal adelante copañera

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  3. Sabemos cómo te sientes, Marisol. Desgraciadamente lo sabemos por propia experiencia más trabajadores de esta empresa de los que te imaginas.

    Yo me he sentido así en alguna que otra ocasión y, curiosamente, has sido tú una de las causantes de ese sentimiento, incluso de una manera no tan sutil, sino mucho más violenta, supongo que dejándote llevar por tu lealtad a una empresa de la que me sorprende que no esperases que te tratase a ti de la misma forma que ha tratado y trata, incluso a través tuya, a muchos de sus infravalorados trabajadores.

    Tengo que confesarte que si en algún momento vi una pizca de humanidad en alguien durante aquellas intimidatorias, amenazantes y violentísimas sesiones a las que sometíais a los trabajadores que se atrevían a llamar a las cosas por su nombre fue precisamente en ti, pero aún así venció tu lealtad a la FAISEM. Sinceramente siento mucho que ahora te haya tocado a ti.

    Este modo de actuar de una fundación pública no tiene justificación posible. Es evidente que algo está fallando y que ese individualismo al que apuntas está convirtiendo a esta fundación en un "sálvese quien pueda" en el que a los que ocupan el puente de mando sólo les importa su propio pellejo, y que cuando el barco se hunda, tener a mano los salvavidas que ya no les harán falta a los que han echado a los tiburones por mostrar su desacuerdo con el rumbo marcado. Ocurre que tampoco hay salvavidas para todos los del puente de mando.

    Espero que como muchos otros que hemos estado o estamos en tu situación sepas recuperarte de la decepción que supone descubrir y sufrir en tus propias carnes cómo es realmente la empresa con la que estamos tratando.

    Tú, como yo, sabes quienes son los responsables de esta y otras fechorías, pero tengo la seguridad de que ellos ni siquiera se darán por aludidos con tu carta ni nuestros comentarios.

    Ánimo Marisol, y gracias por publicar esta esclarecedora carta.

    Y como veis sigo prefiriendo no dar mi nombre porque sigo teniendo miedo a los malos modos de esta empresa de la que de momento dependo. Quizás, como nuestra compañera, espere a jubilarme.

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  4. ¿Como va la negociación del nuevo convenio? ¿Se ha conseguido aclarar las lagunas que tenía el anterior? ¿Para cuando la firma?

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  5. Siento mucho lo sucedido, yo le vi los pies al gato hace unos meses, antes estaba ilusionado, pero me di cuenta que por mucho que me gustara el trabajo y por muy bien que lo desarrollase nunca podria tener el beneplacito de la directiva y harto de trabajar cuando y donde ellos querian y rechace mi interinidad, no se si hice bien, pero si que he recuperado el control de mi vida.

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