Un toque de sal.

Hace un par de días trabajé una de esas noches en las que acabas realmente cansado y en las que lo único que deseas es llegar a casa y echarte a dormir. Pero no, en esta ocasión no iba a ser así para este delegado sindical. A las diez y media de la mañana estaba prevista una reunión en los Servicios centrales de la Fundación y a las seis de la tarde otra en la sede de CC.OO. La primera versaba sobre unos asuntos relacionados con la reciente ley de igualdad de género, y la de la tarde venía a ser una toma de conciencia de los perjuicios que suponen para los delegados sindicales y los trabajadores de FAISEM las diferencias entre la Federación Andaluza de Sanidad de CC.OO. y su Delegación Provincial en Sevilla, los sectores oficialista y crítico que se denominan ellos mismos.

Aprovechando que la reunión de la mañana no terminó demasiado tarde me entretuve en el despacho del Comité Intercentros en instalar y configurar la impresora láser y el ordenador portátil que la Empresa ha facilitado al comité de Sevilla.

Con todo esto, una vez en casa, quedaba bastante poco tiempo para cocinar, de modo que improvisamos algo sobre la marcha:

Preparé un poco de aceite de oliva, sal, ajo muy picadito, cebolla nueva muy picada también, pimiento rojo cortado a tiritas finas y pequeñas, tomate frito, chorizo cortado a pequeños daditos, vino tinto y arroz bomba.

Puse en la sartén un fondo de aceite de oliva virgen extra y freí el ajo hasta que empezó a dorarse, añadí después la cebolla y una pizca de sal para que pochara más fácilmente, después añadí el pimiento rojo y cuando todo estuvo bien pochado añadí el chorizo (rojo también), y después de envolverlo con la verdura añadí el tomate frito (cómo no, muy rojo él) y rectifiqué de sal. Lo dejé todo unos minutos hirviendo a fuego lento para que se mezclasen bien los sabores y después añadí el arroz y lo removí hasta que empezó a transparentar, entonces eché un buen chorro de vino tinto (un Ribera del Duero de lo mas rojo) y dejé que se consumiera para ponerle el agua después (ya sabéis, dos partes y media por cada parte de arroz). Lo puse a hervir y le bajé el fuego al mínimo durante quince minutos removiéndolo tres o cuatro veces en ese tiempo. Reposó después cinco minutos y listo.

Un delicioso arroz de lo más sindical al que acompañé con el mismo Ribera de Duero que ya tenía abierto. ¿Cómo lo bautizamos? Probadlo y me contáis.

Por cierto: Al final me dio tiempo hasta de echarme una siestecita antes de una reunión de lo más clarificadora.

Publicado por Mígue.