Carta al Hermano Lobo.

Querido hermano Lobo:

Permíteme hablar contigo un rato, pues echo de menos a mi hermano mayor, ese que me enseñaba a no ser de derechas, a ese hermano mayor antifranquista que nunca he tenido. Te echo de menos hermano ,porque aún siendo algo inmaterial, me enseñabas a pensar para no ser una víctimas más de la incultura socio-política en la que nos educaba el Régimen.

Déjame contarte un poco cómo van las cosas en la actualidad, concretamente en Andalucía.

Andalucía, “el ejemplo” de la nueva era socialista, de la nueva España después de cuarenta años de franquismo. No sé, querido hermano, si sabrás que esta antiquísima región es la única, LA ÚNICA, que tras casi cuarenta años de “democracia” sigue sin haber sido gobernada por los enmascarados hijos demócratas del régimen fascista. Pues tú dirás: ¡¿Conseguimos entonces nuestro objetivo de reeducar las mentes absortas de las generaciones venideras?!

Pues no, aquí es donde viene el motivo de buscarte para desahogarme contigo, a la par de informarte de que, según me temo, todos los esfuerzos que hicisteis una generación de personas implicadas en cultura y política para que en un futuro dejáramos de sufrir tales abusos han servido de muy poco. Sobre todo en esta comunidad, pues su pueblo se ha dejado engañar aún más que el resto de pueblos de España. Como antes te explicaba, aquí el virus del franquismo no ha dejado de contagiar a un pueblo al que lejos de buscar una vacuna lo único que le ha preocupado ha sido mirar hacia abajo en busca de su autoinmunidad. Vamos, que mientras YO coma, beba y mis hijos tengan una escuela en la que seguir aprendiendo como se es un cachorro de capitalista, qué me importa que los políticos que antes se llamaban de derecha, ahora saquen capullos de rosa, por supuesto sin espinas, se quiten las corbatas y nos traten como a capullos. Esas espinas que no quieren para ellos se convierten en el único sendero por el que puede caminar un pueblo entero por los siglos de los siglos. Un pueblo al que, eso sí, no parece importarle mucho que nos marquen tal camino. Incluida la mas humilde masa obrera, pues desgraciadamente sigue imperando, y déjame reiterar lo de Andalucía, aquel refrán que decía: “Pueblo que come pueblo que calla”. Así que mientras nos sigamos dejando intimidar por los nuevos patronos que no distan mucho de los latifundistas de esta denostada región seguiremos siendo cómplices de nuestra responsabilidad para el futuro de nuestros hijos.

Toda esta divagación viene a colación, querido hermano, del “éxito” que tuvo hace muy poco el día mundial del trabajo decente. No puedo mas que pensar en toda esta historia que te cuento y que desgraciadamente para nada es inmaterial. Si pudieras haber visto esa manifestación en la que la gente del pueblo brillaba por su ausencia, en la que como decía un buen amigo, sindicalista para mas señas, parece que estamos contentos con nuestro trabajo. Reflexión que me hizo pensar sobre el tema e informarte de lo poco que han cambiado los tiempos.

Sin otro particular, en espera de que dentro de 40 años (en los que seré ya inmaterial, al igual que tú) mis hijos puedan contarnos algo distinto y mejor de lo que hoy tenemos.

Matylfer.